La guerra de divisas como detonante de la recesión en W

El otoño se ha teñido de rojo con la lucha, en el campo de las divisas, entre el actual campeón mundial, Estados Unidos, y el aspirante al título, la República Popular China.

 

 Tras el esfuerzo inicial llevado a cabo por los lideres políticos mundiales para impulsar grandes paquetes de estimulo fiscal, se empezaron a atisbar algunos signos de recuperación económica mundial. Sin embargo no ha dado tiempo a que la economía se fortalezca cuando las dos principales potencias mundiales se han visto enfrascadas en una guerra por conseguir una devaluación competitiva de su monedas que está dando al traste con esta recuperación, y probablemente provoque una recesión en W o, si no se hacen bien las cosas, una depresión parecida a la de los años 30.

 

Efectivamente se trata de una guerra de divisas que se augura duradera por el transfondo de lucha de poder hegemónico entre las dos principales potencias (en este sentido se puede leer este curioso artículo). Y una guerra de devaluaciones duradera genera una enorme incertidumbre en las transacciones económicas entre distintos países, que puede hacer disminuir drásticamente el comercio internacional.

 

Se ha especulado mucho sobre las similitudes entre la situación actual y la GRAN DEPRESIÓN de los años treinta. Aunque en febrero de 2009 Morgan Stanley emitió un informe en le que rechazaba los parecidos entre ambas situaciones, lo cierto es que sus predicciones no se están cumpliendo del todo (“Ahora, la política monetaria y fiscal es hiperactiva, y es probable que se evite una guerra comercial”, sin embargo la guerra comercial ya ha comenzado). Además la crisis de deuda soberana ha evidenciado que las recetas fiscales en las que Morgan basaba sus esperanzas para evitar una gran recesión, se encuentran más que agotadas.

 

En este sentido parecen cada vez más acertadas las consideraciones de los economistas (Martín y Rallo cercanos a la Escuela Austriaca) que defienden el error que suponen las políticas fiscales y monetarias ante una crisis tan profunda como la actual, ya que dichas políticas solo consiguen retrasar el problema, y hacer más dura la caída.

 

Los excesos crediticios e inmobiliarios de occidente han generado un enorme lastre, que tiene forma de deuda, y que ha debilitado enormemente su economía. Esta situación está siendo aprovechada por China para avanzar en la hegemonía mundial de su moneda, con la lógica oposición de su contrincante americano. En mitad de esta contienda se genera una grán incertidumbre en los mercados de divisas que provocará una reducción del comercio internacional, y que puede hacer recaer a la economía mundial en una recesión en W o incluso en una depresión, a las que sería especialmente sensible una economía tan debilitada como la española.

 

Sería un alivio inesperado que este fin de semana el G-20 sentase las bases de un acuerdo de paz.

 

Fernando.

 

 

 

 

Actualización a 20 de enero de 2011: Buenas noticias en relación con este tema ya que el presidente Chino ha llegado a un importante acuerdo de cooperación comercial con el presidente Obama, y lo han escenificado en una visita oficial sin precendentes. Según el editorial de El Pais de hoy ha sido Estados Unidos la que ha tenido que ceder terreno para evitar males mayores.